lunes, 14 de marzo de 2016

Desde que viniste a por mis piedras CAPITULO 4.

Los días pasaban en el castillo de la pequeña princesa, llovía, hacía frío y avergonzada no salia ala calle, no le apetecía cantar ni bailar, no tenia ganas de nada, pero ese nada, invadía su vida día a día. Sebastian no fallo ni un día, iba, se bajaba de su caballo se acercaba lentamente a la puerta y cogía una piedra la llevaba al caballo y en vez de irse se sentaba mirando al castillo, parecía que esperaba algo, pero nunca decía nada. En silencio, se mojaba y cuando se cansaba de esperar se montaba en su caballo y salía al trote, ella lo miraba desde la ventana, cada día, escondida debajo de los cristales, ella quería salir corriendo hacía el, salir corriendo y poder abrazarlo, pero se sentía muy mal después de haber desconfiado de el y el miedo hacia que nunca saliera en su busca.
Un día escucho llegar un caballo y corrió a la ventana, no era la hora que venia sebastian normalmente pero, ¿ quien si no iba a venir a verla? ¿ sería su abuelo? OH NO! lo había olvidado, era el chico que su abuelo había conocido para que ella se casara con el, La princesa enfureció y desde la ventana le dijo: vete no pienso bajar. El joven era rubio y apuesto, tenia el pelo largo y luminosos, sus ropajes eran de un chico con posibles y su caballo estaba tan bien acomodado que parecía el de un rey. Soy hijo de uno de los hombres mas poderosos del reino, me dijeron que tenia que venir aquí para conocerla. dijo el muchacho tímido desde su caballo.  Ella lo miró un poco mas, su cara le resultaba familiar ¿quien sería? ¿donde lo había visto antes? No pienso bajar, a si que ya puedes irte por donde has venido.- gruñó la princesa.
El chico bajo del caballo e inspecciono un poco la zona, se movió con mucha curiosidad y el muro de piedras que la princesa había colocado para que a sebastian le fuera mas fácil cogerlas le sirvió de asiento. Desde aquí se ve muy bien tu castillo, es bonito, y tu también lo eres, no tienes porque bajar, no tengo prisa, la verdad es que en mi castillo me aburro, y bueno, me pareció buena idea el conocernos.- contó el chico mientras se quitaba los guantes y se acomodaba en las piedras.
¿Como te llamas?- pregunto ella. No voy a decírselo señorita hasta que no baje aquí y charlemos, además el suyo es una incógnita en el reino y no es justo que sepa el mio y yo el suyo no, no cree?
Ella sonrió, oh dios! ¿había sonreído? ¿ por que si no tenía ganas? de repente pregunto curiosa: ¿ porque quieres casarte conmigo? el rió a carcajadas y dijo, sinceramente no quiero casarme con usted, ella abrió los ojos como platos, No me malentienda continuó el joven, no quiero casarme con usted porque yo creo en el amor, lo único que no es usted mi tipo, ja ja rió el chico con picardía.¿ Como es que no soy tu tipo? ¡¡si no me has visto!! dijo ella algo molesta. No se me mosquee señorita, me consta que aunque de reducido tamaño es usted una de las mujeres mas bellas del reino, no es mi tipo porque a mi no me gustan las mujeres, por eso pensé que no seria tan mala idea venir a conocerla, mi familia me dejaría vivir en paz y yo podría conocer a una amiga. Mi abuelo dice que los hombres no pueden estar con otros hombres ni las mujeres con otras mujeres- dijo la princesa un poco asombrada. ¿Y tu que crees? pregunto el príncipe muy tranquilo. Yo creo en el amor, por encima de sexos o razas. El sonrió.
Al final la pequeña princesa se decidió a bajar, pasaron horas hablando y contándose sus vidas, OH estaba sintiendo cosas por este chico, pero era muy diferente a lo que había sentido por sebastian, ¡¡AYSSS SEBASTIAN!! pensó en alto, el chico muy curioso pregunto quien era el y como lo había conocido. Ella empezó a darle todas las explicaciones contenta e ilusionada, el la escuchaba con mucha mucha atención aunque algo  inquieto por la descripción que ella estaba haciendo: ¿Dices que lleva el rostro tapado con un pañuelo? pregunto el joven. Si, no se muy bien por que lo hace igual tiene algún problema en la cara- dijo ella preocupada, No lo creo la verdad, contesto el chico bastante incomodo, Me tengo que ir princesa. ¿Ya? se puso triste la princesa. Si tengo que irme ya, volvere a verla mañana si le parece bien- dijo el chico. ¿pero espera te un momento y conoces a sebastian que le va a gustar mucho conocerte? . - Ya le conoceré otro día, solo le pido princesa que no le cuente a ese muchacho nada de mi- contesto el chico subiéndose al caballo, ¿pero? ¿pero? dijo la princesa, pero el joven salio al galope con el caballo.
Miles de preguntas y dudas una vez mas en su cabeza,  ¿ que le había pasado a su nuevo amigo al escuchar hablar de sebastian? ¿ porque le había entrado tanta prisa? ¿ se habría molestado?
En medio de todas sus preguntas a lo lejos se escucho un caballo, era sebastian, ¿ ahora que hacia? llevaban días sin hablar, la princesa coloco otra piedra en la muralla que estaba formándole a sebastian, cerca de donde dejaba el caballo y se subió a la almena.
El llegó ,bajo del caballo, cogió una piedra de las que no estaba en el montón de la princesa y la metió en la saca del caballo. Después se acerco al castillo y se puso debajo de la ventana.
Acabo de verte abajo ¿piensas bajar?-pregunto sebastian un poco cansado. ¿ Aun sigues queriendo que baje con lo mal que me porté contigo el otro día? - se escucho la voz de la princesa desde dentro de la ventana. Por supuesto que si.- contesto sebastian.
La princesa no se lo penso y bajó a ver a sebastian, cuando se puso a su altura se dio cuenta de algo, era casi igual que el, ¿que había pasado? Veo que en mi ausencia as comido muy bien- dijo el chico riendose. Ella que no podia ni hablar solo se tocaba y se tocaba ¿como no se había dado cuenta?.
Sebastian se sento y la llevo hacia el sentadola entre sus piernas, ella nerviosa no sabia muy bien que hacer pero no puso mucha resistencia, que bien olia, que cosas le hacia sentir.
¿Que has hecho hoy pequeña mia? pregunto sebastian con voz muy dulce. Pues...Pues...He estado con otro chico. ¿de verdad había dicho eso? ¿que pensaria el de ella? -intento arreglar esa frase tan brusca contandole a sebastian como era su nuevo amigo.- solo le dio una breve descricion fisica y le dijo que era un chico muy agradable- le contó la princesa muy nerviosa y temerosa por su reaccion. Con un chico ¿eh? y ¿quien era? ¿el es ,el que te ha mandado tu abuelo?  eh...si, supongo pero no es lo que te piensas-contesto la princesa nerviosa. ¿y que es lo que me pienso? pregunto sebastian con voz de burla. Pues que yo...y el...que no hay nada, el chico es... es...-titubeo la princesa pensando en que su amigo le había pedido que no le contara nada. No tienes que explicarme nada pequeña mia, yo se mirar dentro de tu corazon y se que no es lo mismo cuando lo miras a el que cuando me miras a mi, todo esta bien pero ahora tengo que marcharme a arreglar unos asuntos familiares. ¿ya te tienes que ir?- se pusó triste la princesa otra vez,  Si tengo que ir a mi casa a averiguar una cosa. Ella no creia lo que le estaba pasando, ¿porque los dos habian salido corriendo al escuchar hablar del otro?
¿que estaba pasando? Sebastian la levantó y se levantó con ella, la cogió por detras, y le dio un par de vueltas en el aire, luego le dió la vuelta, y se la puso muy cerca del pañuelo de su cara, la princesa le miraba el alma y le dijo: siento mucho lo de estos días atras, perdoname por favor. el la subió hacia arriba y la abrazo con fuerza. Te he echado de menos- le dijo mientras la tenia entre sus brazos.
Monto en su caballo y salió al galope.
CONTINUARA...

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